El permafrost, o suelo permanentemente congelado, se forma en altitudes altas y, como los glaciares, es sensible a los cambios de temperatura. El calentamiento, el retroceso de los glaciares y el deshielo del permafrost desestabilizan las laderas de las montañas. No se ha estudiado en profundidad la extensión del permafrost en los Andes, lo que hace difícil predecir las implicaciones de su deshielo para las comunidades y el medio ambiente. Los glaciares rocosos activos indican la presencia de permafrost y constituyen la expresión visual del deslizamiento del permafrost (Barsch, 1996). Debido a su estructura, los glaciares de roca son más resistentes al calentamiento que los glaciares, y se espera que contribuyan cada vez más a la escorrentía y a la descarga fluvial a medida que el clima se haga más cálido. En realidad, los glaciares de roca son más abundantes que los glaciares en la zona central de los Andes (Jones et al., 2018). Sin embargo, Rangecroft et al. (2016) examinaron la extensión actual y las previsiones futuras del permafrost y los glaciares de roca activos de los Andes bolivianos y determinaron que el calentamiento previsto provocaría la pérdida del 95% del permafrost actual en Bolivia para 2050 y del 99% para 2099 (Rangecroft et al., 2016). Estas predicciones incluyen la pérdida de casi todos los glaciares de roca de Bolivia antes de 2099, lo que afectaría de forma significativa a la seguridad hídrica del país.
Year: 2019
From collection: Atlas de Glaciares y Aguas Andinos
Cartographer:
Riccardo Pravettoni
Tags:
Andes
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